viernes, 23 de mayo de 2008

Kit para reconocer a un veradero Mesías Latinoamericano

¿Y por qué lo de Mesías Latinoamericano? La verdad que el nombre del blog surgió espontáneamente (idea de Pelaez) y lo decidimos sin demasiado debate. Creo que se debe a que la idea del mesianismo “a la latinoamericana” era ya una constante en nuestras charlas. Maldecíamos esa costumbre de algunos de nuestros gobernantes que buscan erigirse en mesías (y a los ciudadanos que los alientan).

Los “mesías” a los que nos referimos son esos gobernantes que se caracterizan por cultivar un fuerte personalismo, avasallando constantemente las demás instituciones del Estado. Desconfían de los órganos legislativo y judicial y hasta del sistema de partidos a los que consideran obstáculos en su “tarea reformadora”. Para resaltar la importancia de su administración, demonizan gestiones pasadas con un maniqueísmo que siempre los deja bien parados. No permiten que crezcan en su entorno actores que puedan quitarles un mínimo de protagonismo y con el tiempo se convierten claramente en figuras divisorias. Deslegitiman a la oposición, negándoles el reconocimiento de un papel necesario en la competencia democrática. Y claro, no serían un verdadero mesías latinoamericano si no hicieran todo lo posible por eternizarse en el poder. Seguramente no sean ellos los que propongan su reelección (cuando no re-reelección), sino su séquito de adoradores. Tratarán de convencer al electorado que sólo bajo su tutela el país puede evitar el caos. En definitiva, han venido a salvarnos y la salvación sólo llega a través suyo. Sería fácil intentar catalogarlos como populistas, fascistas o zurdos pero los mesías vienen de todos los colores y banderas políticas.

Basta reflexionar un poco sobre el proceso de desarrollo de un país, para reconocer que es un camino que precisa de políticas consistentes y sustentables y un consenso pluralista que las apoye. Para sostener este proceso en el tiempo se necesitan instituciones fuertes que contengan a los individuos y los excedan. Lamentablemente, los mesías dejan tras su paso instituciones debilitadas, sucesores deslegitimados y poblaciones divididas.

Supongo que lo mejor es reconocer a los aspirantes a mesías a tiempo y no caer en la tentación de justificar su mesianismo en pos de su capacidad de gestión. Porque en definitiva, en el mejor de los mundos son pan para hoy y hambre para mañana.

Entonces le dedicamos este espacio de debate y reflexión a todos los aspirantes a mesías, que ojalá pronto sean cosa del pasado. ¡Salud!

No hay comentarios: